Dos generaciones unidas por el diamante negro
Sara Huarte | Iñaki Porto https://www.noticiasdenavarra.com/
Serafín Izquierdo lleva 18 años buscando trufas con un jabalí. Ahora, trasmite su saber a su nieto Manuel, de 9 años, que también quiere ser truficultor
ORÍSOAIN - Serafín Izquierdo, un experto truficultor natural de Castellón, camina con calma por las calles de Orísoain. A su lado, con una sonrisa y sin perder detalle de lo que hace su abuelo, está Manuel, un aprendiz de truficultor de 9 años. Detrás de ellos y mirando curiosa en todas direcciones va Tina, una jabalina domesticada de 5 años y grandes dimensiones.
Completamente ajena al revuelo que causa a su paso, Tina se entretiene en hociquear con el morro el zurrón que lleva Serafín colgado del hombro. Con una sonrisa y un cariñoso “quita, Tina”, Serafín la aparta y sigue adelante, hasta llegar a una campa alrededor de la cual esperan cientos de personas. Cuando llegan a la explanada,Tina acerca el morro al suelo, comienza a olisquear y da comienzo una de las actividades más esperadas de la Feria de la Trufa de Navarra, que este año celebra su XIV edición.
A los pocos minutos Tina encuentra la primera de las diez trufas que hay escondidas en la explanada. “Las trufas las ponemos rodeadas de alambre, para que no se las coma”, explica Serafín con una sonrisa. Y es que, a diferencia de lo que ocurre con los perros que también son muy utilizados en truficultura, las trufas sí que forman parte de la dieta habitual de un jabalí.
Poco a poco Tina fue desenterrando todas las trufas, aunque de vez en cuando salía corriendo en dirección a unos manzanos que estaban en uno de los lados de la campa. Cuando esto ocurría, Manuel salía corriendo detrás de ella, la cogía del cuello y la reconducía al redil.
“Todos los cocineros que nos han ayudado querían sacar trufa y al haber mucha gente... la Tina se va. Normalmente, incluso en las exhibiciones, solo estamos Manuel y yo”, señala Serafín.
ADIESTRAMIENTO “Esto se consigue con tiempo y pasando muchos ratos con ella”, apunta Serafín mientras saca un pedazo de manzana y se lo da a Tina.
“Es importante separarlo de la madre cuando tiene una semana, que luego no vea a la madre ni a ningún otro cerdo, y criarlo a biberón”, apunta el truficultor, que sabe bien de lo que habla, ya que Tina es la tercera jabalina que tiene. “Hace 18 años me regalaron a Cochi, la tatarabuela de Tina. La crié a biberón y le enseñé a buscar trufa”, explica Serafín, que ha jubilado a Cochi por su avanzada edad.
Además de enseñar a las jabalinas a buscar trufas, el truficultor también les enseña otras tareas como “subirse al remolque” o a sentarse.
Mientras Serafín explica, su nieto Manuel no pierde detalle de todo lo que dice su abuelo. “Yo también tengo una jabalina, se llama Nica y tiene un año. Mi abuelo me enseña a mí y, luego, yo le enseño a ella”, comenta el txiki, que está convencido de que “cuando sea mayor, yo también voy a ser truficultor”.
“Mi nieto Manuel quiere seguir la tradición. Cuando no está en la escuela viene conmigo a buscar trufas. Le gusta mucho”, apunta Serafín con orgullo.