La tercera vía entre destinar tierras a la alimentación o a conservar bosques
14 SEPTIEMBRE 2015 Belén Delgado EFE
Publicado en: Agricultura
Más que elegir entre destinar tierras al uso agrícola o a la conservación de los bosques, existe la posibilidad de combinar ambas partes, según expertos reunidos del 7 al 11 de septiembre en la ciudad sudafricana de Durban con ocasión del Congreso Forestal Mundial.
Los participantes buscan fórmulas que permitan alcanzar un equilibrio sostenible sin renunciar a la lucha contra el hambre ni a la protección del medio ambiente.
No ocultan la preocupación por el estado de los bosques, cuya superficie ha disminuido en 129 millones de hectáreas en el último cuarto de siglo, según un informe de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Aunque el ritmo de deforestación ha disminuido en los últimos años, este fenómeno sigue siendo un problema sobre todo en las zonas tropicales y subtropicales debido a la presión demográfica y la conversión de las tierras cubiertas de bosque para otros usos como la agricultura.
¿Cómo se puede superar esa competencia tradicional por los recursos en lugares como el África subsahariana, donde la pobreza y el hambre siguen condicionando las vidas de millones de personas?
Jeffrey Campbell, director del Mecanismo para bosques y fincas (una iniciativa de la FAO y otras organizaciones que pone en contacto a comunidades locales con otros actores), cree que la solución no está en mirar los bosques o las tierras agrícolas por separado, sino en ver “todo el paisaje”.
Sugiere comenzar reconociendo que se trata de una cuestión “de gran complejidad” y aboga por combinar las dos partes como -añade- han sabido hacer distintos sistemas tradicionales.
El responsable cita el caso de la India, donde se dedican dos hectáreas de bosques por cada hectárea de tierra cultivable para que esta última sea fertilizada de manera natural con las hojas que caen de los árboles.
“Deberíamos pensar en aumentar el valor de los bosques en términos de retención de agua y de suelo, y como fuente para obtener combustible a partir de la madera”, afirma.
El experto valora los esfuerzos de reforestación de países como Vietnam o China (este último dice haber recuperado 1,5 millones de hectáreas de bosque en los últimos cinco años, según la FAO).
Campbell destaca que “allí donde las comunidades locales e indígenas tienen una tenencia clara de la tierra, el bosque está volviendo de forma natural o está siendo replantado”, muchas veces por los propios campesinos.
Insta a utilizar el potencial como energía renovable que ofrece la madera, que alrededor de 2.400 millones de personas utilizan como combustible para cocinar alimentos en todo el mundo.
Durante el congreso, el ministro sudafricano de Agricultura, Senzeni Zokwana, remarcó que la creación de empleo y el desarrollo de nuevas oportunidades en el sector forestal pueden mejorar los ingresos de las personas, que consideró “una garantía” frente al hambre.
La presidenta de la Comisión de la Unión Africana, Nkosazana Dlamini Zuma, llamó a proteger las tierras agrícolas y educar a la gente en el respeto a los recursos, teniendo en cuenta que para 2050 se calcula que la población mundial superará los 9.000 millones de habitantes y la demanda de alimentos crecerá un 70 %.
El encuentro está sirviendo para conocer experiencias de países como Brasil, que está obligando a preservar un porcentaje de las tierras privadas, y el desarrollo de programas nacionales de plantación de árboles y sistemas de certificación contra la deforestación para garantizar la gestión sostenible.
También hay estrategias complementarias que apuestan por la innovación tecnológica para mejorar la productividad agrícola y optimizar el uso de la tierra.
Así se intenta que la alimentación y la conservación del medio ambiente no estén reñidas, creando posibilidades para combinarlas con tal de no tener que cortar más árboles.