Ravioli de boletus con salsa de trufa blanca
Con la conserva de trufa blanca y con una buena pasta de trufa blanca (puede ser de Italia, de Croacia…) puedes hacer un aromático y sabroso plato, sólo te falta elegir una buena pasta fresca rellena y nata de calidad. Te explicamos cómo hacer unos exquisitos Ravioli de boletus con salsa de trufa blanca que te transportarán al origen de los hongos. Lo próximo será conseguir la trufa blanca fresca…
Tal vez habéis realizado un viaje a algún lugar en el que se produce trufa negra y trufa blanca, y no sólo hay que pensar en Italia, tal vez alguien haya viajado a Croacia y os ha traído todo tipo de productos con estos hongos y queréis saber cómo podéis incorporarlos a vuestros platos. En nuestro caso, nos trajeron diversos tipos de pasta de trufa (que ya sabéis que se combina con setas, pero el aroma y sabor que prevalece es el de la trufa) y también las pequeñas trufas en conserva, tanto blancas como negras. Ya os hemos comentado en otras ocasiones que el sabor de estas conservas no tiene nada que ver con la trufa fresca, pero no siempre se tiene acceso a este hongo, y menos a la variedad blanca.
El caso es que queremos daros una idea sencilla pero muy sabrosa para que consumáis la pasta de trufa y trufa en conserva que habéis traído de Croacia, de Italia o de la propia tierra, pues aquí también se hacen, basta con seleccionar una buena pasta fresca y una buena nata para cocinar, con todo ello podéis hacer estos Ravioli de boletus con salsa de trufa blanca.
Ingredientes (4 comensales)
600 gramos de ravioli relleno de boletus (pasta fresca), 300 gramos de nata, 140 gramos de leche, 30 gramos de queso Grana Padano, 1/2 c/c de pimienta de Jamaica, 1/2 c/c de pimienta negra recién molida, 20 gramos aprox. de pasta de trufa blanca, 1 trufa blanca en conserva, c/n de sal, c/n de aceite de oliva virgen extra.
Elaboración
Como la pasta fresca se hace en muy pocos minutos, habrá que cocerla cuando la pasta esté casi a punto, de todas formas, empieza poniendo el agua en una olla a calentar, pero no a fuego fuerte.
Pon una sartén amplia al fuego con un hilo de aceite de oliva virgen extra. Vierte la nata, la leche, sal al gusto y las especias, la pimienta negra y la pimienta de Jamaica recién molidas. Mezcla bien y no dejes de batir mientras se va calentando y rompe a hervir. Puedes parar de vez en cuando para revisar otras cosas de la cocina y para rallar el queso Grana Padano.
Cuando la nata rompa a hervir, baja el fuego para que cueza unos minutos y espese ligeramente, añade entonces el queso Grana Padano rallado muy fino y continúa cociendo y moviendo con la espátula para que se integre, el queso hará que la salsa espese más. Debes retirar la salsa del fuego antes de que tenga la textura deseada, pues con el reposo seguirá espesando.